En las épocas históricas del desarrollo podemos ver
que en la edad media la consideración que se tenía de los niños es que eran
sujetos iguales a los adultos, no había distinción entre ellos solo que eran
más frágiles y menos inteligentes ya que a partir de los 7 años los niños
desempeñaban trabajos y actitudes como los adultos.
En el siglo XVII-XVIII con la aparición de la
ilustración y el protestantismo empiezan a cambiar la consideración que se
tiene de la infancia, se empieza a pensar que los niños son individuos
diferentes de los adultos y en ese periodo de tiempo Rousseau es el primer
autor que introduce el concepto de dar sustantividad a la infancia, que la
infancia tiene unas características propias diferenciables del periodo adulto,
por lo que piensa que el niño debe recibir una atención y cuidados distintos al
de los adultos. En este periodo va desapareciendo la mentalidad social de aquel
tiempo de lo que es una concepción fatalista sobre el desarrollo, (sobre la
existencia de las personas) los individuos empiezan a ser conscientes de que su
futuro no está determinado antes del nacimiento sino que ellos en cierto modo
pueden ser responsables y dueños de su futuro en función de las cosas que hagan
para cambiarlo, por tanto ahí aparece ya un elemento importante en el
tratamiento de la infancia que es la presencia o la aparición de la educación,
cuanto mejor sea la educación que reciba el sujeto mejor preparado van a estar
para desempeñar distintas funciones en el futuro.
A finales del
siglo XIX aparece a nivel social la liberación de los niños de la realización
de trabajos pesados (Ej: explotaciones mineras), ya se empieza a considerar que
los niños no tienen porque realizar ese tipo de trabajos. La enseñanza ya es
obligatoria en esta época, lo que permite que los niños estén apartados de las
labores profesionales y puedan recibir una educación obligatoria. Con la
llegada de la pubertad se puede considerar que termina el periodo de la
infancia, por lo que el sujeto ingresa en el mundo adulto asumiendo todas las
responsabilidades que conlleva.
Por último,
en el siglo XX se afianza el reconocimiento que se tiene de la infancia como un
periodo especial en el desarrollo. Se reconoce que la adolescencia corresponde
a otro periodo específico del desarrollo del individuo. Se extiende el periodo
de enseñanza obligatoria hasta edades más avanzadas. También hay una
disminución de la mortandad infantil y hay una prolongación de la vida humana y
una progresiva preparación laboral cada vez más especializada lo que conlleva
una tardanza en la incorporación del individuo adolescente al mundo adulto.
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