Los primeros años
de vida de los individuos son la etapa donde a más velocidad se desarrollan y
donde más rápidamente absorben la información recibida del exterior.
Como futuros
docentes, debemos tener en cuenta la importancia de trabajar en nuestras aulas
la inteligencia emocional desde edades tempranas, ya que es fundamental para el
desarrollo educativo, emocional y autónomo del menor.
Diferentes
estudios de distintos ámbitos han puesto en evidencia los beneficios de
trabajar la inteligencia emocional en el ámbito educativo, y no solo beneficia
a los más pequeños, si no que ayuda a los adultos con sus propias emociones y a
establecer mejores relaciones de apego con sus hijos.
Entre muchos
beneficios de la práctica de esta habilidad, destacamos ventajas como el
desarrollo de las habilidades sociales, la disminución del riesgo del consumo
de estupefacientes, el aumento del éxito académico, una mayor salud mental,
comportamientos pro-sociales, les ayuda a comprender el mundo actual y a
reducir comportamientos antisociales.
A pesar de los
beneficios que se obtienen con el trabajo de estas habilidades, con frecuencia
esta materia no se lleva a cabo en el aula debido a que no hay un respaldo ni a
nivel administrativo ni a nivel organizativo en los centros educativos por la
falta de tiempo.
En un futuro nos gustaría llevar a cabo
esta práctica con nuestros alumnos dada la repercusión positiva que tiene sobre
ellos, y poder así lograr un buen desarrollo emocional e intelectual de los
niños y niñas.
No se puede tener éxito sin tener
habilidades emocionales, en definitiva, son el núcleo por que se toman las
decisiones.
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